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En la era del marketing digital, el secreto podría ser una pizca de humanidad

En la actualidad, existen diferentes opiniones y perspectivas acerca del objetivo u objetivos de un área de marketing en la empresa; las afirmaciones que aparecen cuando paseas por las páginas de Google van desde posicionamiento hasta la creación de valor al consumidor.

Es por eso que este artículo intenta retomar la filosofía del marketing teórico en sus orígenes, ya que quizás ha sido el olvido del fundamento de esta actividad el que la ha llevado a desprestigiarse y, en algunos casos, a practicarla con salvajismo.

Las sociedades tienen una necesidad fundamental de encontrar un punto de intercambio en su economía de mercado, donde el valor se genera y un proveedor entrega un producto, servicio o experiencia a cambio de una unidad de valor; hoy en día, esa unidad de valor va desde dinero hasta atención o tiempo.

Entonces, podemos decir que el
marketing nace para conectar dos mercados que, a veces, tienen obstáculos para concretar una transacción que genera valor a la sociedad en conjunto: llevarlos a ese punto en donde ambas partes queden satisfechas con el trato.

El marketing ha dispuesto históricamente para cumplir con su objetivo de formas, canales de comunicación y uso de contenido con el fin de hacer sentir o dar a conocer a los mercados que existen opciones de consumo. Con el surgimiento del marketing digital, las plataformas tecnológicas modificaron la capacidad del marketing para seleccionar, llegar, conectar e incluso perseguir a un potencial consumidor.

Si bien es cierto que el salvajismo con el que actualmente se consigue hacer
marketing en la era digital, tiene mucho potencial de análisis en la dignidad del consumidor. Este artículo es acerca de la mejora potencial que tienen las estrategias de marketing cuando se regresa a los orígenes.

Si algo ha permitido el marketing digital, es hacer campañas masivas de bajo costo. En sus inicios, parecía ser lo necesario para hacer eficiente esta actividad, pero con el tiempo, conocer y apuntar a los segmentos de mercado dejó de ser suficiente. ¿Por qué? Porque, como en todo, hay límites.

Las desventajas del
marketing digital se hicieron evidentes cuando se dejaron de tratar a los posibles clientes como seres humanos, se segmentaron los mensajes, y los proveedores o empresas se hicieron tan lejanas, que pocas logran comunicar lo que son y el por qué existen.

Algunos puntos básicos de la interacción humana podrían ayudar a mejorar la efectividad del marketing digital de las empresas, especialmente aquellas que tienen productos, servicios o experiencias difíciles de vender: 

La conexión no es solo emocional o racional, es ambas

Las razones por las cuales un ser humano toma una decisión, están mezcladas al final. Conocer y comunicar efectivamente las razones personales, profesionales y racionales por las cuales los consumidores eligen una opción, es vital. Su nivel socioeconómico ya no es ni la mitad de lo que deberías saber de tu mercado.

¿Y, que hay de ti como organización? También es necesario tomar una postura, saber tu diferenciador y tener claro cómo generas valor para poder comunicarlo.

A nadie le gusta que lo persigan por las calles, ni por la web

Un ejemplo frecuente: si navegas por internet, especialmente si compras en línea, es porque seguro alguna vez fuiste víctima del retargeting. Esta opción de publicidad digital que, una vez que te atrapa, te persigue por donde sea que navegues.

La intención original de esta táctica es que el usuario regrese a su carrito de compras o mantenga a una marca en el
top of mind, pero si buscas a una persona solo para venderle, es posible que acabe evitándote en un futuro.

 

Si estás en esta actividad que busca conectar mercados, es importante recordar que detrás de cada organización y plataforma existen personas. Así que, como en cualquier relación interpersonal, asegúrate de ofrecer algo valioso en cada interacción.

SOBRE EL AUTOR
Ana Kelyna Siliceo

Economista y maestra en prospectiva estratégica con una gran pasión por el marketing digital y la economía del comportamiento. Actualmente, es co-fundadora y cabeza de estrategia digital en Interius, una empresa fundada para crear e implementar estrategias de marketing digital en mercados complejos.

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